Cercanas entre sí, este par de pintorescas localidades se hermanan compartiendo su fascinante paisaje a lo largo de un bellísimo manantial, palmares, frondosos árboles y la hospitalidad que los caracteriza. Fue aquí donde, en 1717, llegó el padre jesuita Nicolás Tamaral para fundar la Misión de la Purísima Concepción de María Cadegomo. Poblaciones rodeadas de cerros de baja altura y erosionados por el tiempo, en su relieve sobresale la figura simbólica del Cerro El Pilón, que no pocas veces ha sido motivo de discordia por estar ubicado en zonas limítrofes. Con una altura de 400 metros, los cuales representan un reto para los conquistadores de las alturas, la figura abstracta de El Pilón significó para los padres jesuitas del siglo XVIII la imagen de la Virgen María, lo que interpretaron como un mensaje divino que les indicaba establecer la misión en este lugar. Ganaderos por naturaleza, su actividad la complementan con la producción de conservas de frutas, ricos quesos y la elaboración de artículos de piel como polainas, reatas y calzado. Otro gran motivo para visitar estos lugares son las extensas posibilidades para el solaz y esparcimiento en medio de arroyos, pozas y exuberante vegetación.